Estados Unidos ha dado un paso sin precedentes en la gestión de desechos espaciales al imponer una multa histórica a la empresa Dish. La compañía fue sancionada por no desorbitar correctamente uno de sus satélites, lo que ha planteado preocupaciones significativas sobre la acumulación de basura en la órbita terrestre. 

La multa no solo es un golpe financiero para Dish sino también un mensaje fuerte sobre la responsabilidad y cuidado que las empresas deben tener en el espacio. Con el creciente número de satélites y misiones espaciales, es esencial garantizar que la órbita terrestre no se convierta en un vertedero de desechos espaciales. 

Dish defendió su posición, argumentando que el satélite EchoStar-7 estaba expresamente exento de las regulaciones de la FCC que requerían un abandono mínimo de la órbita, ya que había sido lanzado en 2002, antes de que entraran en vigor dichas normas. Además, aseguró que el satélite no había planteado problemas de seguridad directamente relacionados con sus desechos orbitales. 

Sin embargo, la FCC rechazó estos argumentos y consideró que Dish había incumplido su compromiso voluntario de elevar adecuadamente la altitud del satélite, lo que planteaba inquietudes sobre la gestión responsable y segura de los activos espaciales y la proliferación de desechos en órbita. Por ello, impuso una multa de 150.000 dólares a Dish, que deberá pagar en un plazo de 30 días. 

La gestión adecuada de los desechos espaciales no es solo una cuestión de cumplimiento normativo; es crucial para la seguridad de las misiones espaciales futuras y la sostenibilidad del espacio como un recurso global. La acumulación de basura en órbita puede causar colisiones, creando escombros que representan peligros tanto para los astronautas como para las futuras misiones.