El Miércoles de Ceniza marca el inicio de la Cuaresma, un período de reflexión, penitencia y preparación espiritual en la tradición cristiana, especialmente en la Iglesia Católica, aunque también es observado por algunas denominaciones protestantes. Esta festividad, que tiene lugar 46 días antes de la Pascua de Resurrección, es una de las más significativas del calendario litúrgico cristiano. Pero, ¿cuál es el origen y el significado de esta celebración? 

La práctica del Miércoles de Ceniza tiene sus raíces en la Biblia, específicamente en el Antiguo Testamento, donde el uso de la ceniza como signo de penitencia y humildad es mencionado en varias ocasiones. En el libro de Job, por ejemplo, se describe cómo Job se sienta en ceniza como un acto de arrepentimiento y humildad ante Dios. También se menciona en el libro de Jonás, donde el rey de Nínive ordena a su pueblo que se cubran con cilicio y se sienten en ceniza como signo de arrepentimiento. 

La celebración del Miércoles de Ceniza tal como la conocemos hoy en día se remonta al siglo XI, aunque sus orígenes se remontan aún más atrás en la historia de la Iglesia. Durante la Edad Media, esta festividad se consolidó como el inicio oficial de la Cuaresma, un período de ayuno, oración y penitencia de cuarenta días que conmemora los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto, resistiendo las tentaciones de Satanás. 

El Miércoles de Ceniza recibe su nombre de la práctica de imponer ceniza en la frente de los fieles en forma de una cruz, como signo de arrepentimiento y humildad. La ceniza utilizada proviene de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Esta imposición de ceniza va acompañada de las palabras: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás" o "Conviértete y cree en el Evangelio".