A solo horas de las elecciones en México, la sombra de la violencia se cierne sobre el proceso con 37 aspirantes asesinados y más de 320 ataques contra políticos en el último año, según datos de Laboratorio Electoral. Los estados de Guerrero, Chiapas y Michoacán concentran la mitad de los homicidios, reflejando la inseguridad que ha empañado esta contienda electoral. La oficialista Claudia Sheinbaum y la opositora Xóchitl Gálvez han cerrado sus campañas en grandes eventos públicos, mientras que otros candidatos, como Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano, han intentado atraer a los jóvenes con conciertos y eventos menos convencionales.

Los recientes asesinatos de Alfredo Cabrera, candidato a la alcaldía de Coyuca de Benítez en Guerrero, y Jorge Huerta, aspirante a regidor en Izúcar de Matamoros, Puebla, han intensificado las preocupaciones sobre la viabilidad de los comicios en zonas dominadas por la violencia. La serie de homicidios, amenazas y ataques han dejado una huella profunda en el proceso electoral, afectando a candidatos de todos los partidos y llevando a que más de un centenar de aspirantes abandonaran sus campañas. El despliegue de más de 260,000 efectivos de la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas busca garantizar la seguridad durante la jornada electoral, en un intento de contrarrestar la amenaza de violencia que sigue latente.

Mientras México se prepara para una elección histórica que podría ver a una mujer en la presidencia por primera vez, la violencia se ha consolidado como un factor determinante. Con incidentes reportados en 13 de los 32 estados del país y grupos criminales intentando influir en el resultado, la seguridad y la integridad del proceso electoral están en el centro del debate público. Las autoridades y la ciudadanía esperan que las medidas de seguridad sean suficientes para permitir un ejercicio democrático libre y seguro en este contexto de alta tensión.