El reciente paro armado impuesto por el ELN en el departamento del Chocó, que mantuvo a cerca de 45.000 personas confinadas durante ocho días, ha empeorado significativamente un brote de paludismo en la región. La falta de acceso a medicamentos y atención hospitalaria debido al confinamiento forzado por este grupo armado ha puesto en grave peligro la vida de la población, especialmente la de los menores de cinco años, mujeres embarazadas y personas con infecciones agudas. Según la Defensoría del Pueblo, el acceso severamente restringido a tratamientos resultó en la trágica muerte de dos bebés y una mujer.

En la comunidad indígena de La Lerma, ubicada en la zona rural del municipio del Medio San Juan, se estima que alrededor de 600 personas presentan síntomas de paludismo. Sin embargo, debido a las limitaciones impuestas por el paro, solo se han podido realizar 200 pruebas, de las cuales 160 resultaron positivas. La Defensoría del Pueblo ha subrayado la urgencia de retomar la administración de medicamentos para evitar más víctimas en esta crisis sanitaria, exacerbada por el conflicto armado.

Además de la emergencia de salud, el paro armado provocó un desabastecimiento crítico en varias comunidades del Chocó, afectando el suministro de combustible y, por ende, la movilización de alimentos y productos esenciales. Este bloqueo dejó a miles de personas en municipios como Nóvita, Istmina, y El Litoral del San Juan sin acceso a productos básicos, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de la región.