Un terrible accidente conmocionó a Tailandia el martes, cuando un autobús escolar que transportaba a 38 estudiantes y seis profesores se incendió en las afueras de Bangkok, dejando al menos 23 personas muertas. El vehículo, que formaba parte de un convoy de tres autobuses, sufrió un pinchazo que lo hizo estrellarse contra una barrera, provocando un incendio al afectar los depósitos de gas comprimido. "Encontramos 23 cuerpos dentro del autobús" , informó Trairong Phiwpan, jefe de la policía científica. La identificación de las víctimas, en su mayoría niños, se ha complicado debido a la gravedad de las quemaduras. 

El incendio dejó 21 sobrevivientes, aunque varios de ellos sufrieron graves quemaduras en el rostro, boca y ojos, según los médicos locales.

"Algunos de los cuerpos recuperados eran muy pequeños, debían de ser muy jóvenes", lamentó Piyalak Thinkaew, jefe del equipo de socorristas. 

Las primeras investigaciones apuntan a que el instinto de los niños los llevó a tratar de escapar por la parte trasera del autobús, donde quedaron atrapados entre las llamas. En redes sociales, circulan videos que muestran las enormes llamas consumiendo el vehículo en una concurrida carretera de acceso a la capital.

La policía ha iniciado la búsqueda del conductor del autobús, quien huyó del lugar tras el accidente.

"El conductor ha huido, no esperamos que se entregue. Vamos a enviar un equipo en su búsqueda", declaró un alto oficial de la policía. 

La primera ministra de Tailandia, Paetongtarn Shinawatra, visitó el hospital donde se encuentran algunos de los heridos y expresó su dolor por la tragedia: "Como madre, me gustaría enviar mi más sincero pésame a las familias de los heridos y muertos", escribió en X, asegurando que el gobierno cubrirá los gastos médicos de las víctimas.

Tailandia se enfrenta a una seria crisis en términos de seguridad vial, con uno de los índices más altos de muertes por accidentes de tráfico en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 20.000 personas pierden la vida en las carreteras tailandesas cada año. Este devastador incidente pone en evidencia la necesidad de mejorar las infraestructuras viales, los vehículos seguros y las prácticas de conducción en el país.