El pasado fin de semana, la caída del gobierno de Bashar al Assad marcó el fin de casi cinco décadas de dominio autoritario en Siria , abriendo la puerta a revelaciones sobre uno de los lugares más emblemáticos de su brutalidad: la prisión de Saydnaya. Denominada por muchos como “el matadero humano”, este centro penitenciario se convirtió en un símbolo de torturas, ejecuciones y desapariciones bajo el régimen.

Liberación y testimonios impactantes

El grupo islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lideró la ofensiva para derrocar al régimen en menos de dos semanas, se enfocó en liberar a los prisioneros de Saydnaya. Según la organización de derechos humanos Admsp, más de 30,000 personas murieron allí entre 2011 y 2018 debido a ejecuciones, torturas o condiciones inhumanas como el hambre. El grupo de defensa civil conocido como los Cascos Blancos concluyó esta semana las búsquedas en las instalaciones, sin encontrar áreas ocultas adicionales.

Entre los liberados, destacó un niño de tres años a quien se lo ve salir de uno de los espacios en Saydnaya para ser abrazado por su madre, evidenciando el extremo alcance de los abusos.

Un símbolo de atrocidades

Construida en 1987 cerca de Damasco, Saydnaya constaba de dos edificios donde se realizaban ejecuciones semanales, principalmente por ahorcamiento, según informes de Amnistía Internacional. Condiciones de aislamiento extremo y torturas llevaron a que la prisión fuera calificada como un “El matadero humano”. El régimen de Al Assad justificaba las ejecuciones bajo el marco de la ley siria, aunque los testimonios de sobrevivientes y organizaciones de derechos humanos revelan una sistemática eliminación de opositores.

Con la caída de Al Assad, se espera que salgan a la luz más detalles sobre los crímenes ocurridos tras las rejas de Saydnaya, marcando un nuevo capítulo en la historia de Siria.