Edmundo González Urrutia, líder opositor venezolano y considerado por diversos países como el presidente electo de Venezuela, continúa su gira internacional en busca de apoyo para asumir el cargo que, según la oposición, ganó en las elecciones del 28 de julio de 2024. Este miércoles, en un encuentro en Panamá, González reafirmó su compromiso de regresar a Caracas para asumir el poder el próximo 10 de enero, a pesar de las amenazas del gobierno de Nicolás Maduro.

González se reunió con el presidente panameño José Raúl Mulino en el Palacio Presidencial Las Garzas. A este encuentro se sumaron reconocidos ex mandatarios de América Latina, agrupados en la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA). Entre ellos, destacaron los colombianos Andrés Pastrana, los mexicanos Felipe Calderón y Vicente Fox, y otros ex líderes como Laura Chinchilla (Costa Rica) y Mario Abdo Benítez (Paraguay).

“La reunión fue larga y reafirmamos que seguimos acompañando al presidente electo en su tránsito hacia la juramentación y el cumplimiento del mandato constitucional por el cual fue elegido”, escribió Andrés Pastrana en su cuenta de X (antes Twitter).

Además, González participó en el acto titulado «Reivindicación de la Democracia en Venezuela y América», donde estuvo acompañado por miembros de la comunidad venezolana en Panamá, quienes ven en él una esperanza para el retorno a la democracia.

Secuestros y represión: los costos del liderazgo opositor

La gira de Edmundo González no ha estado exenta de tensiones. Su visita a Panamá se adelantó luego de que su yerno, Rafael Tudares, fuera secuestrado en Caracas. Según denuncias de González, hombres encapuchados interceptaron a Tudares mientras llevaba a sus hijos a la escuela.

«¿En qué momento se convirtió en delito ser familia de Edmundo González Urrutia?», cuestionó Mariana González, hija del líder opositor, quien aseguró que no existe justificación para la detención.

Este secuestro forma parte de lo que los partidos opositores y organizaciones de derechos humanos han denominado una “nueva ola represiva” en Venezuela. El mismo martes se reportó la desaparición del director de la ONG Espacio Público, Carlos Correa, y el arresto del excandidato presidencial Enrique Márquez. Voluntad Popular, uno de los partidos opositores, calificó estos actos como secuestros y acusó al gobierno de Maduro de implementar medidas para intimidar y silenciar a los opositores.

María Corina Machado, una de las principales líderes de la oposición, también denunció que la casa de su madre fue rodeada por agentes de seguridad y que la zona sufrió cortes de electricidad, una estrategia recurrente para limitar la comunicación en situaciones similares.

Un país dividido: elecciones bajo la sombra del fraude

El conflicto político en Venezuela alcanzará un punto crítico el próximo 10 de enero, cuando Nicolás Maduro tiene previsto asumir su tercer mandato consecutivo, en medio de acusaciones de fraude. Según el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el oficialismo, Maduro ganó con el 52% de los votos. Sin embargo, la oposición, respaldada por actas de escrutinio que asegura haber recopilado, sostiene que González Urrutia obtuvo el 70% de los sufragios.

Desde su exilio en España, González ha prometido regresar a Venezuela para asumir la presidencia. Pero el camino no será fácil. La Fiscalía venezolana mantiene una orden de captura en su contra, con una recompensa de 100.000 dólares por información que facilite su arresto.

Maduro, por su parte, ha reforzado la seguridad en Caracas y otras ciudades del país. Miles de policías y militares han sido desplegados, mientras que miembros de la milicia –un cuerpo civil armado por el gobierno– han recibido armamento para enfrentar posibles protestas o intentos de desestabilización. 

«Gracias a la perfecta integración popular-militar-policial, nuestra nación está organizada para defenderse de todas las amenazas», declaró Maduro durante un acto en el que también anunció la captura de supuestos mercenarios.

El respaldo internacional y la esperanza de cambio

A pesar de las presiones internas, González Urrutia ha recibido un importante respaldo internacional. Países como Estados Unidos, Argentina, Costa Rica, Panamá, Uruguay y Perú han reconocido su victoria en las elecciones del pasado julio. Incluso, líderes como Joe Biden lo han recibido para discutir estrategias de transición democrática en Venezuela.

Sin embargo, este apoyo no ha sido suficiente para reducir la influencia de Maduro, quien se mantiene en el poder gracias al control de las instituciones clave del país, como el CNE y las fuerzas armadas.

La comunidad internacional ha exigido pruebas que respalden los resultados electorales oficiales, pero hasta ahora el gobierno de Maduro no ha publicado los datos desagregados de los comicios.

Edmundo González Urrutia enfrenta días cruciales. Su regreso a Venezuela no solo representa un desafío personal, sino también una prueba de fuego para la oposición venezolana y la comunidad internacional que lo respalda. ¿Podrá consolidar su liderazgo y superar los obstáculos impuestos por el régimen de Maduro?

Fuente: Sistema de Información L&L Editores