En un hecho sin precedentes, las autoridades de Corea del Sur lograron arrestar al suspendido presidente Yoon Suk-yeol, quien enfrenta investigaciones por insurrección y abuso de poder. La operación, llevada a cabo este miércoles, se extendió por más de seis horas y se vio marcada por la resistencia de seguidores y la seguridad presidencial en su residencia oficial. Este arresto se produce mientras el país permanece dividido entre quienes lo apoyan y quienes exigen justicia.

El operativo comenzó a las 4:20 a.m. (hora local) con la presencia de más de 1,000 agentes policiales, quienes enfrentaron una serie de obstáculos, incluyendo barricadas y un muro humano organizado por los escoltas del mandatario. "Fue una operación extremadamente compleja debido a las condiciones climáticas y la resistencia en el lugar", informaron las autoridades. Yoon había logrado evitar un primer intento de arresto a inicios de enero gracias a una masiva movilización de sus seguidores.

La detención se produce en medio del juicio de destitución iniciado en la Corte Constitucional surcoreana, donde Yoon está acusado de haber declarado brevemente la ley marcial en diciembre. Esta medida, calificada como injustificada, generó caos político en un país reconocido por su estabilidad democrática. "Esta acción fue una respuesta a amenazas externas", justificó en su momento Yoon, aunque analistas aseguran que buscaba preservar su poder frente a sus crecientes problemas políticos internos.

En un video difundido tras su arresto, Yoon, de 64 años, aseguró que accedió a presentarse ante la Oficina de Investigación de la Corrupción (CIO). "Aunque considero que esta es una investigación ilegal, lo hago para evitar cualquier desagradable derramamiento de sangre", afirmó. No obstante, su declaración no apaciguó a una ciudadanía profundamente polarizada, que se manifestó en las inmediaciones de la residencia presidencial.

El trasfondo de esta situación incluye un contexto de creciente oposición hacia Yoon, quien llegó al poder en 2022 con una agenda conservadora que prometía firmeza frente a Corea del Norte. Sin embargo, su administración se vio salpicada por escándalos y errores políticos, como la controvertida declaración de ley marcial, que terminó debilitando su mandato y llevando al Parlamento a aprobar su destitución en diciembre.

Este caso refleja la profunda polarización política que atraviesa Corea del Sur. Según la periodista Rachel Lee, "la detención de Yoon es solo el comienzo de una larga batalla para sus seguidores", mientras sus detractores celebran el avance de la justicia. En este contexto, el jefe del servicio de seguridad presidencial, Park Jong-joon, también ha sido detenido como parte de las investigaciones, lo que deja en evidencia la red de lealtades que Yoon habría tejido en su entorno antes de su suspensión.