El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de aranceles del 25% a los automóviles que no sean fabricados en el país, una medida que entrará en vigor el próximo 2 de abril . Desde el Despacho Oval, Trump defendió la decisión como parte de su estrategia para fortalecer la industria nacional, asegurando que esto traerá de vuelta empleos e inversiones. "Este es el inicio del 'Día de la Liberación' de EE.UU. Vamos a traer de vuelta el dinero que se llevaron personas que se sentaron en este escritorio", afirmó.

La medida afectará gravemente a países como México, Canadá, Corea del Sur, Japón y Alemania, principales proveedores de vehículos a EE.UU. Tan solo en 2023 , el país importó aproximadamente 8 millones de automóviles, lo que representó 240.000 millones de dólares en comercio. Analistas advierten que los nuevos aranceles podrían incrementar los costos de producción y elevar el precio de los vehículos en miles de dólares.

Las reacciones no se hicieron esperar. El primer ministro de Canadá, Mark Carney, calificó la decisión como un "ataque directo" contra su país y su sector automotriz, mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió que la Unión Europea evaluará el impacto antes de responder. "Los aranceles son impuestos: malos para las empresas, pero peores para los consumidores", subrayó.

El impacto también se sintió en los mercados financieros. Tras el anuncio, las acciones de General Motors cayeron un 3%, mientras que otras compañías como Ford y el gigante surcoreano Hyundai también registraron pérdidas. A pesar de esto, Trump elogió la reciente inversión de 21.000 millones de dólares de Hyundai en EE.UU. como una prueba del éxito de su política comercial.

En el sector automotriz estadounidense, las reacciones han sido mixtas. Shawn Fain, líder del sindicato de trabajadores del sector, celebró la medida al considerar que ayudará a recuperar empleos perdidos por el libre comercio. Sin embargo, fabricantes como GM y Ford habían solicitado a Trump exenciones en los aranceles, argumentando que afectarían la competitividad y elevarían los costos para los consumidores.

Los nuevos impuestos también se aplicarán a autopartes, aunque las provenientes de México y Canadá estarán exentas temporalmente hasta que Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. implemente un sistema de evaluación. Con esta decisión, Trump reaviva su estrategia proteccionista, poniendo a prueba las relaciones comerciales de EE.UU. con sus aliados y generando incertidumbre en la industria automotriz global.