El sueño es un pilar fundamental para mantener una vida saludable y productiva. Mientras llevamos a cabo nuestras rutinas diarias, a menudo subestimamos el valor de un buen descanso nocturno. 

Sin embargo, diversos estudios y expertos en salud coinciden en la importancia de establecer hábitos de sueño adecuados para alcanzar un óptimo bienestar físico y mental. 

La cantidad de sueño que una persona necesita puede variar según su edad, estilo de vida y necesidades individuales. Sin embargo, en general, se recomienda que los adultos duerman entre 7 y 9 horas por noche. Dormir menos de ese rango puede tener consecuencias negativas para la salud y la productividad. 

Un sueño insuficiente puede afectar la capacidad cognitiva, la concentración, la memoria y el estado de ánimo. Además, puede aumentar el riesgo de problemas de salud como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, un exceso de sueño también puede tener efectos negativos, como la sensación de somnolencia durante el día. 

Es importante tener en cuenta que la calidad del sueño también es crucial. Un sueño reparador implica no solo la duración adecuada, sino también una fase de sueño profundo y sin interrupciones. Para lograrlo, es recomendable mantener una rutina constante de sueño, crear un ambiente propicio para el descanso como una habitación oscura y tranquila y evitar estimulantes como la cafeína antes de acostarse.