En lo que puede describirse como un verdadero cuento de hadas moderno, un hombre noruego que adquirió un detector de metales con el único propósito de ejercitarse y explorar el aire libre se encontró con un hallazgo que cambió su vida y dejó a los arqueólogos boquiabiertos. 

El entusiasta del detector de metales, cuyo nombre es Erlend Bore, se aventuró en una excursión rutinaria en busca de objetos ocultos bajo tierra, una actividad que lo ayudaba a mantenerse activo físicamente. Lo que no esperaba era tropezar con un tesoro invaluable que había estado enterrado durante siglos. 

"Al principio pensé que eran monedas de chocolate o del capitán Sabeltann" , un famoso personaje imaginario noruego, dijo Erlend Bore, citado en un comunicado de la universidad de Stavanger (suroeste). 

El botín se compone de nueve medallones y perlas de oro que una vez formaron un collar de lujo, así como de tres anillos del mismo metal, precisó la universidad. 

Fue descubierto en agosto en la propiedad de un granjero cerca de Stavanger por este arqueólogo aficionado. 

Según lo previsto por la ley, Erlend Bore y el propietario del terreno deberían recibir una recompensa cuyo importe aún no fue decidido. 

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