En una decisión que busca no solo la reinserción, sino también la reconciliación y la reconstrucción de las vidas de miles de mujeres en Colombia, más de 5.000 mujeres cabeza de familia pronto serán liberadas. Esta medida representa una oportunidad de redención y un cambio de rumbo en sus vidas, marcando un paso importante en el sistema judicial colombiano. 

Estas mujeres, muchas de las cuales han cometido delitos menores, podrán cumplir el resto de sus condenas a través de la realización de servicios sociales o trabajos comunitarios en lugar de estar tras las rejas. Este enfoque no solo busca aliviar la sobrepoblación carcelaria en Colombia, sino también brindar una segunda oportunidad a aquellas que son pilares fundamentales en sus hogares como madres y proveedoras. 

Jasbleidy Pulido, que viste ropa de calle, llora al hablar de su caso. Recuerda que entró al negro túnel de las drogas por querer solucionar una mala racha cuando no “conseguía trabajo en nada; ni lavando carros, ni como empleada doméstica, ni en almacenes, en nada”. 

Si no pagaba la mensualidad del arriendo, la echaban, y entonces apareció un hombre que le propuso “solucionarle el problema”. 

“Me dijo que me podía ayudar, yo le dije que podía trabajar en lo que fuera”, pero le ofreció “ir ‘cargada’ -eufemismo que se utiliza para aludir a llevar cocaína a otro país-“. Al comienzo le dijo que no, “que tenía una hija” , recordó. 

La decisión se basa en el entendimiento de que, en muchos casos, las circunstancias y la falta de oportunidades pueden haber llevado a estas mujeres a cometer delitos menores. La liberación anticipada bajo la condición de realizar trabajos comunitarios o servicios sociales permitirá que estas mujeres continúen apoyando a sus familias mientras trabajan para reintegrarse en la sociedad de manera positiva. 

“Lo primero que haré cuando regrese a la libertad es abrazar a mi mamá, a mi hija, a la familia. Salgo a repartir abrazos” , afirmó Jasbleidy Pulido, mientras extiende su mano señalando los edificios del Buen Pastor en los que se apretujan hasta seis personas por celda en un espacio diseñado únicamente para dos. 

En última instancia, más de 5.000 mujeres cabeza de familia se embarcan en un camino hacia la redención y la construcción de un futuro mejor para sí mismas y sus seres queridos. Esta decisión representa un paso adelante en la búsqueda de una justicia más equitativa y compasiva en Colombia.